en las luchas de demonios siempre salen a relucir las peores miserias de la humanidad
relatadas con mayor o menor gracia
por estos estrujavejigas
al final de las peleas uno sale con el rabo entre las piernas excusandose por ser tan bueno
y el otro queda pensativo
con pose de discobolo
limando sus uñas de ganador
esperando un rival de mejor talla
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